MARTES Y 13, NI TE EMPALMAS, NI TE CORRES...
Fue hace unos 3 meses y pico, cuando después de mirar, no sin cierta calentura, diversas webs sobre la dominación femenina, mi atribulado pensamiento recayó sobre los cinturones de castidad masculina. De diversos tamaños y materiales, decidió mi alterada cabecita encargar el más pequeño, resistente y metálico, de los disponibles en una famosa tienda de artículos BDSM.
Lo que al principio sirvió para mi fantasía solitaria, resultó para mi mujer una forma de controlarme en casa y fuera de ella.
Un día como hoy, expongo los peligros de tal decisión, y es que, fue en un anterior Martes y Trece cuando mi alegre esposa, me cerró con su propio candado el cinturón de castidad que ahora mismo aún llevo bien fijado. De la llave, solamente ella responde...
cocina y castidad :3
ResponderEliminar